Hay en el
cementerio de Ábrego una tumba. Por las tardes, cuando el perfume de las flores
que llaman maravillas se vuelve más intenso, de esa tumba sale una tenue voz
que dice:
“Fui la
maestra del pueblo. Los niños pensaban que yo sabía mucho, porque podía
decirles que 9 por 7 son 63. Pero cuando me preguntaban por qué hay rosas que
no son color de rosa, o por qué a veces llueve cuando hay sol, o por qué nos
ponemos tristes al caer la tarde, no les podía contestar. Yo ya sabía que no
sabía nada.
“Ahora lo
sé todo. La muerte es la respuesta a todas las preguntas de la vida. Espero
aquí una nueva vida, y entonces sabré la respuesta a todas las dudas de la
muerte...”.
Así dice
esta tumba del cementerio de Ábrego. Sus palabras van en el perfume de las
maravillas, y se diluyen en la tristeza de la tarde.
¡Hasta
mañana!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario