Hay una canción que nadie sabe, y que nadie jamás ha escuchado.
Ninguna crónica da cuenta de ella; no hay documento alguno que pruebe su
existencia. Nunca se ha hablado de esa canción: posiblemente éste sea
el primer escrito en que aparece mencionada. Pero la canción existe.
Hay
instantes —instantes, solamente— en que todas las cosas en el mundo se
serenan. Las almas de los hombres, y su cuerpo, entran en armonía con el
universo. El mal se aquieta; oscuros sentimientos como el odio, el
rencor y las envidias, ocultan su rostro de vergüenza. La luz se hace
más luz, y las tinieblas se acercan a ella, arrepentidas.
Y es que en alguna parte alguien está cantando esa canción.
No
sabemos qué canción es, ni percibimos la voz que la da al aire. Pero
seguramente es una canción de amor. Algún día la sabremos todos, y
miraremos cara a cara a quien la canta. Alguna vez nosotros seremos la
canción.
¡Hasta mañana!...
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