viernes, 27 de marzo de 2009

Llega el viajero a Brunswick

Llega el viajero a Brunswick, y en la catedral de San Blas mira el sepulcro del rey Enrique y de su esposa Matilde Plantagenet, hermana de Ricardo Corazón de León.

El escultor que labró las dos efigies parece haber incurrido en contradicción, pues mientras las cabezas de los personajes descansan en sendos almohadones, sus pies se posan sobre peanas, como si las figuras, yacentes, estuvieran en posición vertical.

Yo no hallo contradicción alguna. El artista nos está diciendo que quien murió sigue viviendo. Entre la vida y la muerte no hay frontera; las dos son parte de un círculo sin fin. La vida es el principio de la muerte; la muerte es el comienzo de una nueva vida.

Sin hablar, esas estatuas le dicen al viajero muchas cosas.

¡Hasta mañana!...

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