miércoles, 4 de marzo de 2009

Paradojas

De politica y cosas peores

Babalucas era el alcalde de un pequeño pueblo. Cierto día le llevaron a dos mujeres que reñían porque cada una aseguraba ser mamá del mismo niño. Babalucas, confuso, no hallaba el modo de saber cuál era la verdadera madre. El secretario del Ayuntamiento, que había sido seminarista, se inclinó sobre él y le contó al oído la  historia de Salomón: en un caso semejante aquel sabio monarca ordenó que cortaran en dos a la criatura y entregaran a cada madre la mitad. Una de ellas estuvo de acuerdo con esa partición; la otra, desesperada, dijo que prefería que le entregaran el niño a su rival. Así se supo cuál era en verdad la madre del pequeño. A Babalucas le pareció muy ingenioso aquel recurso, y ordenó: “Hagan venir al carnicero, y díganle que traiga su cuchillo más filoso”. Llegó el hombrón, y Babalucas le dio la terrible orden: “Divide en dos a este niño”. El carnicero, espantado, respondió temblando: “¡No puedo hacer eso, señor alcalde! ¡Por nada del mundo podría hacerlo!”. Babalucas, entonces, sentenció: “Asunto resuelto. La mamá es el carnicero”...

Mañana saldrá aquí un vitando chascarrillo. Se llama “La Línea del Amor, Versión Segunda”. El reverendo Rocko Fages, pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundirla con la Iglesia de la Tercera Avenida, que no tiene mandamientos, sino sólo recomendaciones), leyó dicha historieta y sufrió un ataque de tricotilomanía morbosa: empezó a arrancarse con furia los cabellos al tiempo que gritaba terribles ululatos capaces de poner espanto en Boris Karloff (1887-1969; debut cinematográfico en 1916, como extra en la película “The Dumb Girl of Portici”, protagonizada por Ana Pavlova). Busquen mañana mis cuatro lectores el cuento que arriba anuncié, pero si son proclives al escándalo absténganse de posar en él los ojos, y hagan que otra persona se los lea...

Hay paradojas tan extrañas que más bien deberían llamarse parajodas. El mismo Chesterton, maestro de las frases paradójicas, habría firmado ésta: “Lo mejor que pudo sucederle al PRI fue perder la Presidencia. Ganarla fue lo peor que le pudo suceder al PAN”. Voy a explicarme. La derrota que el PRI sufrió en el 2000, y el nuevo vencimiento que tuvo en 2006, hicieron que ese partido reconociera al fin sus errores y sus culpas, examinara sus procedimientos y entrara en un periodo de reorganización que luego le rendiría buenos frutos en elecciones locales importantes. Son evidentes los avances del PRI en el terreno electoral y en el grado de aceptación que tiene ahora entre los ciudadanos. El PAN, en cambio, pese a haber ganado la Presidencia de la República en dos elecciones sucesivas, ha fracasado como partido gobernante, y es notorio su retroceso en el mapa político de la República. Las victorias obtenidas por Acción Nacional sirvieron para poner de manifiesto sus fallas y limitaciones. A nadie deben sorprender, entonces, los resultados de las encuestas que hoy por hoy ponen al PRI muy por encima del PAN en la preferencia de los electores. Vicente Fox es espejo del PAN. Extraordinario candidato, fue un presidente menos que mediocre. De igual manera el PAN, magnífico partido de oposición, no ha sabido descifrar los laberintos que tiene el manejo del poder...

El reportero le dice al viejecito: “Hoy cumple usted 100 años, don Centurio. ¿A qué cree que se deba eso?”.

Responde el anciano: “A que el año pasado cumplí 99”...

El padre Arsilio organizó unos ejercicios de encierro para jóvenes solteros. Les pregunta: “¿Alguno de ustedes sabe lo que es la eternidad?”. “Sí, padre —responde uno—. Es el tiempo que transcurre desde que yo termino hasta que ella se levanta, se viste y se va a su casa”...

FIN.

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