domingo, 8 de marzo de 2009

Historias de la creación del mundo

El Creador no desampara nunca a sus criaturas. Aun a la más fea la considera hermosa, y cuida de ella con paternal amor. Para Dios el sapo es tan bello como el cisne. (En eso la sapita está de acuerdo).

Cuando el Señor hizo al camaleón se dio cuenta demasiado tarde de que no había puesto en él armas de defensa. Le dio entonces la facultad de cambiar de color, para ocultarse.

Pasaron unos días, y el Creador pensó que había hecho al camaleón muy feo. Lo buscó para hermosearlo, pero no lo pudo hallar: el camaleón se había vuelto demasiado camaleónico.

De esta historia derivo una reflexión. El Señor quiere que todos sus hijos tengan esa belleza que es el amor, el bien. Nos busca para poner su gracia en nosotros, pero nos escondemos de Él, como hace el camaleón. También nosotros nos hemos vuelto camaleónicos. Seríamos más buenos si no nos escondiéramos de Dios.

¡Hasta mañana!...

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