martes, 31 de marzo de 2009

La Iglesia siempre ha condenado la riqueza, aunque siempre haya estado con los ricos

Malbéne acaba de publicar en la revista “Lumen” un artículo que de seguro dará lugar a críticas. Dice en su texto el discutido teólogo:

“... La Iglesia siempre ha condenado la riqueza, aunque siempre haya estado con los ricos. Ser rico no es pecado si la riqueza se obtuvo honestamente. La pobreza, en cambio, es casi siempre fruto del pecado: del pecado propio —la pereza, sobre todo—, o de ese pecado de la sociedad que es la injusticia.

“... La riqueza ayuda a la fe, pues da medios —y tiempo— para atender las cosas de la religión. En cambio quien sufre hambre tiene que dedicarse por completo a procurarse el pan, y eso, con la ira, los odios y violencias que de la pobreza nacen, aparta a los pobres de buscar a Dios. Deberíamos incitar a los hombres a crear riqueza, en vez de alabar tanto esa pobreza mala. Porque, dicho sea con el mayor respeto, la verdad es que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un pobre se salve....”.

Hasta aquí las opiniones de Malbéne. ¿Llegará en sus opiniones hasta aquí?

¡Hasta mañana!...

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