¿Me sueñas, Terry, a veces, como te sueño yo?
Apareces de pronto,
perro mío, en ese extraño territorio que los sueños son, y te miro como
eras, alegre igual que el día, llenando la mañana con tus ladridos
jubilosos.
Si tú me sueñas, di: ¿cómo me sueñas? Quisiera que me soñaras como en los sueños de la fe yo sueño a Dios: un amoroso padre que cuida a sus criaturas y quiere el bien para ellas.
Ningún amo está a la altura de su perro (ni siquiera si su perro es chihuahueño). Ustedes los perros, Terry, son siempre mejores que los hombres. No conocen el mal; nosotros lo sabemos de memoria. A pesar de eso tú me amaste con amor de perro, sin condiciones ni egoísmos. La próxima vez que te sueñe, Terry, te daré gracias por haber sido perro; por haber sido mi perro. Ahora que eres de Dios recomiéndame con Él. La tuya será una buena recomendación.
Si tú me sueñas, di: ¿cómo me sueñas? Quisiera que me soñaras como en los sueños de la fe yo sueño a Dios: un amoroso padre que cuida a sus criaturas y quiere el bien para ellas.
Ningún amo está a la altura de su perro (ni siquiera si su perro es chihuahueño). Ustedes los perros, Terry, son siempre mejores que los hombres. No conocen el mal; nosotros lo sabemos de memoria. A pesar de eso tú me amaste con amor de perro, sin condiciones ni egoísmos. La próxima vez que te sueñe, Terry, te daré gracias por haber sido perro; por haber sido mi perro. Ahora que eres de Dios recomiéndame con Él. La tuya será una buena recomendación.
¡Hasta mañana!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario