El rey hizo llamar a su primer ministro y le pidió que
preguntara a los sabios de su reino si la Tierra era redonda o era cuadrada.
El ministro convocó a los sabios y les hizo la pregunta: la Tierra ¿es cuadrada o es redonda?
-No lo sabemos —respondió el más sabio entre los sabios—. El rey no se ha pronunciado a ese respecto.
El ministro llevó al monarca la respuesta: los sabios estaban esperando que él decidiera si la Tierra era redonda o era cuadrada. El rey dijo que consideraría el asunto.
No lo ha considerado. Anda en sus cacerías, en sus fiestas, en sus amoríos, y no ha tenido tiempo para decidir. En el reino nadie sabe todavía si vive en un mundo redondo o en un mundo cuadrado. Pero, extrañamente, el mundo sigue su curso. El ministro y los sabios dicen que tal conducta es una descortesía a la persona del rey. El mundo no hace caso y —cuadrado o redondo— sigue su curso por el universo.
¡Hasta mañana!...
El ministro convocó a los sabios y les hizo la pregunta: la Tierra ¿es cuadrada o es redonda?
-No lo sabemos —respondió el más sabio entre los sabios—. El rey no se ha pronunciado a ese respecto.
El ministro llevó al monarca la respuesta: los sabios estaban esperando que él decidiera si la Tierra era redonda o era cuadrada. El rey dijo que consideraría el asunto.
No lo ha considerado. Anda en sus cacerías, en sus fiestas, en sus amoríos, y no ha tenido tiempo para decidir. En el reino nadie sabe todavía si vive en un mundo redondo o en un mundo cuadrado. Pero, extrañamente, el mundo sigue su curso. El ministro y los sabios dicen que tal conducta es una descortesía a la persona del rey. El mundo no hace caso y —cuadrado o redondo— sigue su curso por el universo.
¡Hasta mañana!...
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