lunes, 16 de marzo de 2009

Periplo

De politica y cosas peores

El reverendo Rocko Fages, pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que prohíbe hacer el amor de pie porque eso tiene cierto parecido con el baile, vedado a los feligreses), fue como misionero a las islas de los Mares del Sur. Ahí su esposa se consiguió una criadita aborigen. La muchacha llegó a la casa con los enhiestos senos al aire, según era costumbre. La señora, que no los tenía tan enhiestos, juzgó que aquello era una intolerable falta a la moral, y le ordenó a la chica que se cubriera el pecho. Ella se lo cubrió, pero lo hizo con la tela que le cubría lo de abajo, de modo que aquella parte quedó muy a la vista, especialmente a la del reverendo. Su esposa le dijo: “Tendremos que enseñarle a esta muchacha la diferencia entre el bien del mal”. Respondió el pastor: “Tú encárgate de enseñarle el bien. De lo demás me encargo yo”. El mal, en efecto, tiene un cierto atractivo que no posee el bien. Se diría que el departamento de publicidad del diablo es mejor que el de su competencia. En las pastorelas infantiles todos los niños quieren ser el diablito, y nadie el ángel. Cuando en la prepa todavía se estudiaba Ética yo cursé la materia en el glorioso Ateneo Fuente, de Saltillo. Nuestro libro de texto tenía un sonoro nombre: se llamaba “El secreto del bien y del mal”. Su autor era, si la memoria no me engaña, José Romano Muñoz. En él aprendí que toda acción humana debe estar presidida por una teleología, es decir encaminarse a un fin valioso. Un acto no puede ser bueno si se hace para conseguir un fin malo.

Ha sido muy alabada la gira que López Obrador hizo por la República, gira en la cual llegó a todos los municipios donde se llevan a cabo elecciones. Antes de hacer el elogio del periplo habrá que ver cuál fue su causa última, es decir, su finalidad. Varios comentadores han dicho que López Obrador y algunos de sus cercanos consejeros están buscando que el presidente Calderón no termine su sexenio, y llegan incluso a hablar de su derrocamiento. Eso estaría peligrosamente cerca de la incitación al golpe de Estado. Un discurso así no cabe en un país que se halla en una transición democrática obtenida con muchos trabajos y muchos sacrificios. Al parecer hay quienes buscan lograr por medios ilegales lo que dentro de las instituciones no han podido conseguir. Si la gira de López Obrador fue un ejercicio democrático, bien vengan los elogios y alabanzas. Pero no puede merecer encomio lo que tienda a echar por la borda esa incipiente democracia para sustituirla por un caudillismo autoritario como el que sufren ya otras naciones de América Latina...

El urólogo le dice a su paciente después de examinarlo: “Le tengo dos noticias: una buena y una mala. La buena es que su parte de varón le va a crecer 8 pulgadas, y le va a engrosar 2”. “¡Fantástico! —se alegra el individuo—. ¿Y la mala noticia?”. Le informa con voz sombría el facultativo: “Es elefantiasis”...

Una muchacha conoció a un tipo de extraño aspecto que la invitó a pasear por el bosque. A la mitad del paseo ella sintió miedo. Le dice al hombre: “Me atemoriza la soledad del bosque”. Responde con tono siniestro el individuo: “Dímelo a mí, que voy a tener que regresarme solo”...

Viene ahora un cuento de color subido. Las personas que no gusten de leer cuentos de color subido sáltense hasta donde dice FIN...

Un comerciante salió de su tienda para ir al café con los amigos. Su esposa le gritó desde la puerta: “¡No me dejaste dinero para el gasto!”. Responde él: “A’i coge”. “Me parece muy bien —acepta ella—. ¿Cuánto cobro?”. “¡No te acomodes! —se enoja él—. A’i coge, de la caja”. (No le entendí)...

FIN.

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