De politica y cosas peores
El reverendo Rocko Fages, pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no
confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que prohíbe hacer el
amor de pie porque eso tiene cierto parecido con el baile, vedado a los
feligreses), fue como misionero a las islas de los Mares del Sur. Ahí su
esposa se consiguió una criadita aborigen. La muchacha llegó a la casa
con los enhiestos senos al aire, según era costumbre. La señora, que no
los tenía tan enhiestos, juzgó que aquello era una intolerable falta a
la moral, y le ordenó a la chica que se cubriera el pecho. Ella se lo
cubrió, pero lo hizo con la tela que le cubría lo de abajo, de modo que
aquella parte quedó muy a la vista, especialmente a la del reverendo. Su
esposa le dijo: “Tendremos que enseñarle a esta muchacha la diferencia
entre el bien del mal”. Respondió el pastor: “Tú encárgate de enseñarle
el bien. De lo demás me encargo yo”. El mal, en efecto, tiene un cierto
atractivo que no posee el bien. Se diría que el departamento de
publicidad del diablo es mejor que el de su competencia. En las
pastorelas infantiles todos los niños quieren ser el diablito, y nadie
el ángel. Cuando en la prepa todavía se estudiaba Ética yo cursé la
materia en el glorioso Ateneo Fuente, de Saltillo. Nuestro libro de
texto tenía un sonoro nombre: se llamaba “El secreto del bien y del
mal”. Su autor era, si la memoria no me engaña, José Romano Muñoz. En él
aprendí que toda acción humana debe estar presidida por una teleología,
es decir encaminarse a un fin valioso. Un acto no puede ser bueno si se
hace para conseguir un fin malo.
Ha sido muy alabada la gira que López
Obrador hizo por la República, gira en la cual llegó a todos los
municipios donde se llevan a cabo elecciones. Antes de hacer el elogio
del periplo habrá que ver cuál fue su causa última, es decir, su
finalidad. Varios comentadores han dicho que López Obrador y algunos de
sus cercanos consejeros están buscando que el presidente Calderón no
termine su sexenio, y llegan incluso a hablar de su derrocamiento. Eso
estaría peligrosamente cerca de la incitación al golpe de Estado. Un
discurso así no cabe en un país que se halla en una transición
democrática obtenida con muchos trabajos y muchos sacrificios. Al
parecer hay quienes buscan lograr por medios ilegales lo que dentro de
las instituciones no han podido conseguir. Si la gira de López Obrador
fue un ejercicio democrático, bien vengan los elogios y alabanzas. Pero
no puede merecer encomio lo que tienda a echar por la borda esa
incipiente democracia para sustituirla por un caudillismo autoritario
como el que sufren ya otras naciones de América Latina...
El urólogo le
dice a su paciente después de examinarlo: “Le tengo dos noticias: una
buena y una mala. La buena es que su parte de varón le va a crecer 8
pulgadas, y le va a engrosar 2”. “¡Fantástico! —se alegra el individuo—.
¿Y la mala noticia?”. Le informa con voz sombría el facultativo: “Es
elefantiasis”...
Una muchacha conoció a un tipo de extraño aspecto que
la invitó a pasear por el bosque. A la mitad del paseo ella sintió
miedo. Le dice al hombre: “Me atemoriza la soledad del bosque”. Responde
con tono siniestro el individuo: “Dímelo a mí, que voy a tener que
regresarme solo”...
Viene ahora un cuento de color subido. Las personas
que no gusten de leer cuentos de color subido sáltense hasta donde dice
FIN...
Un comerciante salió de su tienda para ir al café con los amigos.
Su esposa le gritó desde la puerta: “¡No me dejaste dinero para el
gasto!”. Responde él: “A’i coge”. “Me parece muy bien —acepta ella—.
¿Cuánto cobro?”. “¡No te acomodes! —se enoja él—. A’i coge, de la caja”.
(No le entendí)...
FIN.
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