jueves, 19 de marzo de 2009

Este hombre vive solo en su jacal

Este hombre vive solo en su jacal, muy apartado de la gente. Los demás hombres recelan de él; no lo saludan las mujeres, y los niños le temen. Y es que este hombre mató a otro hombre. Es un asesino.

El hombre a quien mató se llamaba Pedro. Un día, ebrios los dos, se hicieron de palabras. Pedro le dio al otro un puñetazo que lo tiró por tierra. Se levantó el otro, sacó un puñal y lo clavó en el vientre de su enemigo. Pedro, deteniéndose con las manos las entrañas para que no se le salieran, se sentó a morir recargado en la pared.

Varios años estuvo en la cárcel este hombre, por su crimen. Cuando salió regresó al rancho. Nadie lo quiso ver, y hasta la fecha él a nadie ve, y con nadie habla. Saluda nada más con gesto hosco; sin palabras se toca el ala del sombrero.
Por las noches, en su jacal, bebe hasta emborracharse. Alguien cuenta que una vez lo oyó hablar en su embriaguez. Decía:

-Fíjate, Pedro, que...

¡Hasta mañana!...

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