jueves, 14 de febrero de 2013

Maleficio

De tres terribles males me ha librado Dios.
De la peste bubónica.
De la hidrofobia.

Y de ser un intelectual orgánico.

Un intelectual orgánico es alguien que vive en su torre de marfil y se las arregla para que alguien pague la renta. Es alguien que dice que Fulano y Mengano son intelectuales a cambio de que Mengano y Fulano digan que él es intelectual.

El hecho de no ser intelectual orgánico me libra de cometer pecados como el de la solemnidad, y me permite disfrutar los goces de la gente común.

Por ejemplo, hoy le voy a regalar una rosa roja a mi mujer. Un intelectual orgánico no podría hacer eso.

Infinitas gracias doy al Cielo por no ser intelectual orgánico. Es justo y necesario.

¡Hasta mañana!...

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