Le dijo el dos al uno:
-Soy mayor que tú.
Le dijo el tres al dos:
-Soy mayor que tú.
-Le dijo el cuatro al tres:
-Soy mayor que tú.
Le dijo el cinco al cuatro:
-Soy mayor que tú.
Y así, hasta el infinito.
En el infinito, sin embargo, todos los números supieron que siempre habrá uno mayor que ellos.
Entonces se hicieron humildes.
Fue entonces cuando empezaron a servir. Fue entonces cuando empezaron a valer.
¡Hasta mañana!...
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