De politica y cosas peores
Esta columnejilla empieza hoy con un cuento subido de color. Las
personas a quienes no les gusten los colores subidos deben omitir su
lectura, y empezarla en la parte donde dice: “La buena noticia es que
ahora sí hay Presidente. La mala noticia es que ahora sí hay
Presidente”…
Un inglés, un irlandés y un escocés fueron a jugar golf con
sus esposas. Los escoceses, ya se sabe, tienen fama de ser
demasiadamente ahorrativos. Sucedió que una súbita ráfaga de viento le
levantó la falda a la esposa del inglés, y se vio que la señora no traía
nada abajo. “Es que no me das para que me compre ropa interior” –le
explicó la mujer a su marido. El británico sacó la cartera y le dio
dinero a su esposa para que la comprara. Sopló otra vez el viento, y le
levantó el vestido a la irlandesa. También ella iba absolutamente
ventilada en la región de la entrepierna. Le dijo lo mismo a su marido:
no llevaba ropa íntima porque él no le daba con qué adquirirla. El
irlandés se llevó la mano al bolsillo, sacó unos billetes y se los
entregó a su cónyuge para que se comprara ropa y no fuera a sufrir algún
accidente de hiperventilación. Una nueva ráfaga le alzó la falda a la
esposa del escocés. “Begorrah! –exclamó el hombre-. ¿Por qué no traes
calzones, woman?”. Respondió ella: “Porque tú no me das para
comprarlos”. El escocés se llevó la mano al bolsillo y sacó un peine. Le
dijo a su mujer: “Por lo menos ponte presentable”…
La buena noticia es
que ahora sí hay Presidente. La mala noticia es que ahora sí hay
Presidente. No incurrirá en falso testimonio quien diga que Felipe
Calderón no gobernó. Si al paso de los años preguntara alguno: “¿Cuándo
fue Presidente Calderón?”, la respuesta obligada sería: “Nunca”. En el
curso del sexenio calderonista los gobernadores actuaron como se les
pegó la gana. Se instauró un “feuderalismo” por el cual cada gobernador
hizo de su estado un feudo o coto particular donde sólo su voluntad
privaba. Calderón, encerrado en sí mismo y rodeado de incondicionales,
dejó hacer y dejó pasar. El resultado fue un absoluto desmadre, si me es
permitida esa ática expresión. Con el regreso del PRI ha vuelto el
sistema presidencialista, y otra vez la autoridad se ejerce desde el
centro. Ya se ha notado el ejercicio de ese control central. El último
caso en que lo vimos fue con motivo del zipizape habido entre Beltrones y
el guerrerense Aguirre. Fue suficiente una vaga alusión presidencial
para que los dos belicosos personajes acallaran sus gritos pugnaces y se
avinieran a la conciliación. Eso es bueno, pues en esta república de
chómpiras es necesario que alguien ponga siquiera un viso de orden. El
restablecimiento de ese control presidencialista, sin embargo, entraña
el riesgo del autoritarismo si de él deriva el surgimiento de una sola
voluntad omnímoda que todo lo determine y lo decida todo en el país. Eso
no sólo sería retroceder: también sería volver hacia atrás…
En la
antesala del laboratorio de exámenes clínicos el pequeño Juanilito
lloraba desconsoladamente. Le preguntó Pepito: “¿Por qué lloras?”.
Respondió Juanilito entre sus lágrimas: “Me hicieron un examen de
sangre, y con una aguja me picaron el dedito”. Al oír eso Pepito rompió
en gemidos desgarrados. Le preguntó, asustado, Juanilito: “¿Por qué
lloras así?”. Y contestó Pepito sollozando: “¡A mí me van a hacer un
examen de orina!”…
Aquella línea aérea se enorgullecía de la puntualidad
de sus vuelos. Su lema era: “La Northern Arrow siempre sale a tiempo”.
Cierto día un niñito que viajaba con su mamá le preguntó a la señora:
“Mami: si los gatos tienen gatitos, y los perros tienen perritos ¿por
qué los aviones no tienen avioncitos?”. La señora no supo qué contestar.
El chamaquito repitió con tanta insistencia la pregunta que hizo que
la madre se desesperara y lo reprendiera levantando la voz. Acudió una
de las azafatas a ver qué sucedía, y la señora le explicó: “Es que mi
hijo me preguntó por qué, si los gatos tienen gatitos y los perros
tienen perritos, los aviones no tienen avioncitos. No supe qué
contestar. Insistió él, y me desesperé yo. ¿Acaso usted podría responder
a esa pregunta?”. “Pienso que sí –replicó la muchacha-. En nuestro caso
los aviones no tienen avioncitos porque la Northern Arrow siempre sale a
tiempo”… (No le entendí)…
FIN.
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