miércoles, 18 de febrero de 2009

Todos los días son un milagro

El incrédulo le pidió a San Virila que le mostrara algún milagro para poder creer.
 
San Virila le mostró un niño, un colibrí, una flor y una pareja de enamorados.
 
-Ésos no son milagros —dijo el hombre con desdén—. Son cosas de todos los días.
 
-Todos los días son un milagro —replicó el santo—. Milagro es la vida, y milagros todos los seres y las cosas que en el mundo existen. ¿Qué clase de milagro quieres tú?
 
-Mueve aquella montaña —pidió el hombre—, o haz que el río fluya en dirección contraria.
 
-Ah, ya entiendo —se sonrió entonces San Virila—. Tú no quieres milagros. Quieres trucos.
 
¡Hasta mañana!...

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