martes, 10 de febrero de 2009

Me habría gustado conocer a aquel soldado de la Confederación

Me habría gustado conocer a aquel soldado de la Confederación. Fue hecho prisionero por los yanquis, y aun preso en la cárcel los irritaba diciéndoles continuamente:

-¡Qué paliza les pegamos en Fredericksburg!

Harto ya de la enojosa cantaleta el capitán norteño a cargo de la prisión lo conminó severamente: o juraba lealtad a la Unión o lo haría fusilar. Temeroso, el prisionero prestó aquel juramento.

-Ahora eres uno de los nuestros —le dijo el superior—. Si vuelves a hablar mal del Ejército del Norte podrás ser acusado de traidor, y fusilado.

-Nunca volveré a decir mal de nuestro ejército, mi capitán —prometió solemnemente el hombre—. Pero ¿a poco no fue vergonzosa la paliza que esos malditos rebeldes sureños nos pegaron en Fredericksburg

Me habría gustado conocer a aquel soldado. Sabía que hay muchas formas de decir las cosas que no se han de decir.

¡Hasta mañana!...

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