domingo, 22 de febrero de 2009

El octavo

De politica y cosas peores
 
La lección trataba de los tiempos del verbo. Les pide a los niños la maestra: “-Díganme en qué tiempo está el verbo en la siguiente frase: ‘-Esto no debió haber sucedido’”. Responde sin vacilar Pepito: “-¡En preservativo imperfecto, maestra!”...
 
Himenia, madura señorita soltera, está en el consultorio del médico joven, simpático y apuesto. El doctor le pide que se desvista para revisarla. Poco después entra y le pregunta: “-¿Ya se desvistió, señorita Himenia?”. “-Sí, doctor —responde ella tímidamente—. ¿Y usted?”...
 
Un amigo encuentra en la calle a Babalucas. “-¡Quihubo Babalucas! —lo saluda con singular afecto—. ¡Tenía mucho tiempo de no verte! ¿A qué te dedicas ahora?”. Responde muy serio Babalucas: “-Compro huevos a 3 pesos cada uno, los echo en agua hirviendo y luego vendo huevos duros a 3 pesos cada uno”. El amigo se desconcierta. “-No entiendo —dice—. Compras huevos a 3 pesos, los haces duros y luego los vendes otra vez a 3 pesos. ¿Qué ganancia te queda”. “-¡Cómo que qué me queda! —exclama con energía Babalucas—. ¿Y luego el caldo?”...
 
En el bar un señor se molestó al ver que el sujeto sentado al lado suyo comenzaba a tomar del vaso en que él bebía. “-Perdone, caballero —dice el abusón—. Confundí su bebida con la mía”. Al rato el tipo empieza a fumarse el cigarro que el señor acababa de encender. “-Disculpe —repite—. Creí que era mi cigarro”. Cuando se levanta para irse toma el portafolios del señor. “-Perdone otra vez —se justifica cuando éste le reclama—. Pensé que era el mío”. “-¡Carajo! —estalla el señor—. ¡Qué bueno que no sabes dónde vivo, caón!”...
 
Empezaba a clarear la luz del día después de la agitada noche de bodas. El joven marido se aplicó al deliquio de la madrugada, el cual, según los entendidos es uno de los más deleitosos de cuantos puede haber. A la mitad del amoroso trance exclama extática su mujercita: “-¡Te amo, Enrique!”. “-Oye —se interrumpe el muchacho—. Yo no me llamo Enrique”. “-Ya lo sé —replica ella—. Pero pensé en el nombre porque este es el octavo”...No le entendí)...
 
Solsticia Sinpitier, madura señorita soltera, le dice al guapo joven en la fiesta: “-¿Qué edad me calcula?”. Responde el muchacho: “-A juzgar por el brillo de sus ojos, 26 años. Tomando en cuenta la tersura de su piel, 25. Viendo sus manos, 22…”. “-¡Caramba! —sonríe halagada la señorita Sinpitier—. ¡Qué amable!”. “-Espere —replica el joven—. Todavía no hago la suma...
 
Mr. Cuckold, señor americano de ya madura edad, aguardaba nerviosamente en la sala de espera de la maternidad. Llega una enfermera y le dice: “Su esposa dio a luz un hombrecito”. “¡Ah! —exclama muy orgulloso Mr. Cuckold—. ¡Eso les mostrará a mis amigos que puede haber nieve en mi tejado, pero en mi chimenea todavía hay fuego!”. “Pues haga limpiar la chimenea —le dice la enfermera—, porque el niño salió negrito”...
 
Iba una señora en una vagoneta. Con ella viajaban 12 niños. Inadvertidamente la conductora se pasó una señal de alto. La detiene un oficial de tránsito y le pregunta: “Señora: ¿no sabe cuándo se debe detener?”. Responde ella, confusa: “-Cuatro de ellos no son míos’’...
 
Pirulina tuvo una cita con Afrodisio Grandpitier, galán que gozaba de mucha fama por su fogosidad. Cuando regresó, su compañera de cuarto le pidió muy interesada: “Siéntate y cuéntame todos los detalles de tu cita con Afrodisio”. “No puedo” —respondió Pirulina—. “¿No puedes contarme lo que pasó?” —se extraña la amiga—. “No, —replica Pirulina con voz feble—. No puedo sentarme”...
 
FIN.

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