Me levanté a ver a dónde se había ido. La verdad, siempre quise saber a dónde se va el sueño cuando el sueño se me va.
Era oscura la noche, y no vi trazas de él. Salí de la habitación. Por el pasillo iba un pequeño resplandor. Supuse que era el sueño, y lo seguí. Descendió por la escalera, abrió la puerta de la casa y salió. Pensé: "¡Cómo no me puse los zapatos!". Inmediatamente me arrepentí de ese pensamiento, tan vulgar cuando se persigue un sueño.
El sueño que se me había ido se recostó bajo un arbusto y cerró los ojos. Entendí: el sueño estaba soñando.
Permaneció así por un buen rato. Después volvió a la casa y se dirigió a mi cuarto. Entró en la cama, y se dio cuenta de que yo no estaba ahí. Entonces dijo: "Se me fue", y salió a buscarme.
¡Hasta mañana!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario