martes, 29 de enero de 2013

Alerta roja

De politica y cosas peores

Alerta roja. La expresión tiene tono dramático. Da idea de peligro y de urgencia para hacerle frente. Incita a estar con los ojos abiertos, en actitud de centinela vigilante que se dispone en cualquier momento a actuar. ¿Qué viene el enemigo? ¡Alerta roja! ¿Que la cortina de la gran presa está a punto de ceder? ¡Alerta roja! ¿Que en una fiesta doña Gargariola anuncia que va a cantar el Ciribiribín acompañándose ella misma con el acordeón? ¡Alerta roja! Hay casos, sin embargo, en que no se justifica esa alerta de color subido. Por ejemplo, el señor Zambrano ha puesto a su partido, el PRD, en alerta roja para impedir que haya inversión privada en el sector energético, y para defender la integridad de esa exitosa empresa que es Pemex, paradigma mundial de transparencia, modernidad, eficiencia y productividad.

Colocados así, en roja alerta, los señores perredistas se opondrán a que en Pemex se cambie incluso un foco, pues eso atentaría contra Los Ideales de la Revolución y contra La Idiosincrasia Nacional. Hay un dato, empero, que al parecer el PRD ha omitido inscribir en sus registros: el año 2013 no es el mismo que el año 1938. Muchas cosas han cambiado desde la nacionalización del petróleo, y en este mundo de hoy, globalizado, conceptos como el de nacionalismo van desapareciendo para ceder el sitio a otras visiones que evitan, so riesgo de estancarse, que los países se aferren a criterios insulares y de autosuficiencia que ya no se pueden mantener. Urge una reforma energética que modernice a Pemex y lo saque del atraso en que se encuentra en relación con otras empresas similares. Favorecer la inversión privada no es entregar el petróleo a manos extranjeras; es propiciar que ese recurso sea mejor aprovechado en bien de México y de los mexicanos. Encendamos una alerta roja, sí, pero contra los dogmatismos anacrónicos que tienen al país sumido en la inmovilidad… Un momentito, por favor. Voy a ponerme en pie y a caminar algunos pasos para mostrar que yo no estoy sumido en la inmovilidad. Gracias. Con ese mismo propósito teclearé ahora algunos chascarrillos. Favor de no encender la alerta roja…

Dulcilí les dijo a sus papás: “Mañana presentaré el examen de educación sexual. Será oral”. “¡Si es oral no lo presentes!” –se alarmó la mamá de Dulcilí…

Cuando tienes un año de edad lo importante es estar vivo. Cuando tienes 10 años lo importante es ir bien en la escuela. Cuando tienes 20 años lo importante es ejercitar el sexo. Cuando tienes 30 años lo importante es haber hallado un buen trabajo. Cuando tienes 40 años lo importante es mantenerte en forma. Cuando tienes 50 años lo importante es cenar huevos con chorizo y que no te hagan daño. Cuando tienes 60 años lo importante es poder ponerte en aptitud de ejercitar el sexo. Cuando tienes 70 años lo importante es contar con un buen médico. Cuando tienes 80 años lo importante es recordar las cosas. Cuando tienes 90 años lo importante es poder moverte. Y cuando tienes 100 años lo importante es estar vivo…

Alguien le preguntó a Babalucas: “¿Qué opina usted de la destitución del alcalde Moreno?”. Replicó el badulaque muy solemne: “En política no debe contar el tono de la piel”…

Un señor le dijo a otro: “Mi automóvil tiene un dispositivo que en voz alta me dice cómo debo manejar. Me indica si voy conduciendo muy aprisa, o mal; me avisa que adelante va un ciclista; me señala todo lo que hay en el camino: un poste, un bache, otro vehículo al que me acerqué demasiado; me reprocha si me pasé un semáforo en ámbar. Incluso me dice si voy bien peinado o no, o que la corbata no me combina bien”. El otro se asombró: “¿Todo eso te indica ese dispositivo?”. “Sí —confirma el señor—. Claro, solamente funciona cuando en el automóvil va mi esposa”…

El doctor Ken Hosanna, célebre facultativo, le informó con mucha pena al recién operado: “Lo confundimos con otro paciente, señor Lacerio, y en vez de sacarle el apéndice le hicimos una operación de cambio de sexo”. “¡San Cosme y San Damián! —exclamó el pobre señor invocando a los santos patrones de la Medicina—. ¿Quiere eso decir que ya no tengo atributo varonil?”. “En efecto —confirmó el galeno—. Ésa es la mala noticia. La buena es que en el futuro podrá tener todos los que quiera”…

FIN.

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