Aquel hombre no amó nunca a una mujer.
Tampoco amó a un niño.
No quiso a un animal.
Jamás miró un crepúsculo o un amanecer.
No cantó una canción, ni silbó alguna tonadilla, ni leyó un poema.
Careció de amigos.
Y no supo gozar el pan ni el vino.
Un día le dijeron a John Dee que aquel hombre había muerto.
Preguntó él:
-¿Cómo puede haber muerto, si jamás vivió?
¡Hasta mañana!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario