sábado, 19 de enero de 2013

Me gusta el mar de invierno

Camino por la playa -a esta hora no hay nadie en ella más que yo-, y no sé si lo que miro son olas o volutas de neblina. A lo lejos se esfuma el puente en la grisácea opacidad del día, y el viejo faro casi no se ve.

Cuando es verano esto se llena de gente. Disfruto su alegría de vivir, pero disfruto también la soledad. Y ahora todo está solo: la tierra, el cielo, el mar. Hasta la soledad va sola.

Yo estoy solo también. ¿Por qué, entonces, me siento tan acompañado? Es porque estoy conmigo, y muchas veces tu mejor compañía eres tú mismo.

He oído el estridor de una gaviota. No se inquieta la quietud por ese grito en medio del silencio. Si ahora gritara el mundo tampoco yo me inquietaría. Camino por la playa, y al caminar soy una misma cosa con el cielo, con la arena, con el mar.

¡Hasta mañana!...

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