El Señor vio que la cebra estaba triste.
Dios no quiere que sus criaturas estén tristes. La creación fue una sonrisa suya; todo nació de su alegría. Le preguntó, pues:
-¿Por qué estás triste, cebra?
-Padre -respondió ella-, sufro por que no sé si soy negra con rayas blancas o blanca con rayas negras. Cuando estoy feliz pienso que soy blanca con rayas negras. Cuando me siento desdichada pienso que soy negra con rayas blancas. Dime: ¿cómo soy?
Le contestó el Señor:
-Eso no importa nada. Lo que importa es que eres.
La cebra dejó de preocuparse. En adelante se dedicó sencillamente a ser. Ya no le importó saber si era negra con rayas blancas o blanca con rayas negras. Y entonces fue feliz.
Dios no quiere que sus criaturas estén tristes. La creación fue una sonrisa suya; todo nació de su alegría. Le preguntó, pues:
-¿Por qué estás triste, cebra?
-Padre -respondió ella-, sufro por que no sé si soy negra con rayas blancas o blanca con rayas negras. Cuando estoy feliz pienso que soy blanca con rayas negras. Cuando me siento desdichada pienso que soy negra con rayas blancas. Dime: ¿cómo soy?
Le contestó el Señor:
-Eso no importa nada. Lo que importa es que eres.
La cebra dejó de preocuparse. En adelante se dedicó sencillamente a ser. Ya no le importó saber si era negra con rayas blancas o blanca con rayas negras. Y entonces fue feliz.
¡Hasta mañana!...
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